Por mi cuenta, ya entrada la noche, al teléfono con mi esposo, respondo un golpe y me enfrento a un enorme hombre negro fornido con una verga gigante. No respondo las llamadas de mi esposo, sino que atiendo al hombre negro mientras mido nuestro pene y cumple nuestros deseos. Existe este proceso de hacer el amor sexualmente cargado, crudo y espontáneo que sigue.