Dedicada a una de las tendencias populares de los sesenta, la segunda escena muestra a una enfermera tatuada con un cabello castaño precioso dándole a un paciente un placer anal. No hay forma de que una chica normal no sea una chica: la enfermera es vista con pasión y desnuda detrás de tomar la gran polla del paciente para follar su culo apretado.