En esta historia, un paciente astuto que probablemente no fue aconsejado sigue burlándose de su enfermera, lo que lo tiene con los pañales. El proceso es humillante, pero su actuación se realiza con una gran profesionalidad realzada por un toque de satisfacción perversa. Su amante que es igualmente amante de los pañales observa el castigo especial en silencio.