Me colé de mi inocente compañera de cuarto, una adolescente china con mirada seductora, abusando de sí misma en cámara mientras se bañaba. Nunca se pavoneó orgullosa de confianza, con calcetines hasta la rodilla para bailar con orgullo y mostrar su talento en la escena final de la explotación solitaria de una obra escenificada.