Por todos los medios necesarios para tratar de mantener el embarazo de la madrastra a quien desprecio, atraigo a su esposo a la cama. Inicialmente intenta cambiar de opinión pero cede después de un tiempo dándome un sexo enérgico y satisfactorio. Y el resultado es un placer salvaje y desenfrenado que deja sin aliento tanto al perseguidor como al perseguido.