En un momento de descuido, me encontré compartiendo involuntariamente algunas fotos íntimas con mi padrastro.Las imágenes estaban destinadas a nadie más que a mí misma, una exploración privada de mis propios deseos.El choque en su rostro era palpable mientras tropezaba con ellos, y solo sirvió para encender un fuego dentro de mí.Pude ver el deseo en sus ojos, un anhelo que reflejaba el mío.Lo que comenzó como un simple intercambio de palabras rápidamente se convirtió en un encuentro caliente.Sus manos recorrían libremente mi cuerpo, explorando cada centímetro de mí como si hubiera estado esperando este momento durante años.La química entre nosotros era innegable, y me encontré perdido en la pasión del momento.La intensidad de nuestra conexión nos llevó a nuevas alturas, culminando en una poderosa liberación que nos dejó a ambos sin aliento.Esta cita prohibida no solo satisfacía mi curiosidad sino que también abría un nuevo mundo de posibilidades.