Una desventura con un condón resulta en una desagradable corrida de crema a principios de los treinta. La chica, que no sabía del desastre que le acababa de pasar, se secó, dejando una indicación de que estaba embarazada. El amigo del chico graba todo el ardor, lo que hace que sea una experiencia interesante para las personas que adoran los embarazos sorpresa.