La seducción de mi sobrina atlética me sorprende. Usando mis manos para sentirla, asegurándome de que mis ojos estén vendados, manoseo sus músculos atléticos y su cuerpo y cara. Un momento prohibido y emocionante que la obliga a desentrañar las reglas desconocidas donde me introduce a la idea de la lujuria mientras soy amiga.