Sin embargo, sucede que un ladrón muy malo es atrapado por un muy buen oficial de policía que decide dejarlo ir cuando este último le promete un pequeño baile. El ladrón le da gustosamente al oficial una gran herramienta que resulta en el apasionado y necesitado atornillado, a cuatro patas y el oficial rebotando en su culo. Una escena lujuriosa durante un tiroteo en una tienda de garaje.