Los vloggers descubren una misión de robo, que se convierte en un loco paseo de placer en el garaje. Atrapados por el dueño, se ven obligados a una mamada hardcore. La fiebre aparece cuando un ladrón con una gran polla entra en escena, lo que se suponía que era un juego travieso se convierte en un viaje rudo y sucio en vaquera.